viernes, 19 de agosto de 2011

Mitos y realidades del AJO

Alrededor del Ajo se han tejido desde legendarias  historias hasta tratados de medicina y nutrición.
Homero cuenta que Ulises utilizó un bulbo de moly (una especie de ajo) para conjurar los encantamientos de la hechicera Circe, que eran devastadores.

En referencias más reales, se afirma que Aristóteles lo declaró excelente medicamento contra la hidrofobia, además de un buen tónico laxante.
Por su parte, Hipócrates, el médico más famoso de la antigüedad lo utilizaba como sudorífero y diurético.
Para Galeno, el ilustre facultativo griego, era inmejorable como antídoto contra los venenos.
En el antiguo Egipto, el ajo era el condimento más empleado y lo usaban para el tratamiento de tumores, ya que estimula la acción del sistema inmunitario, con lo que se refuerzan las defensas naturales del organismo contra el cáncer. Así pues, no es casual que se encontraran varios dientes de ajo en la tumba de Tutankamón.
En la Edad Media, se creía que evitaba la peste negra y existe una historia que cuenta cómo se salvó una familia inglesa que vivía en una casa cuyo sótano era un depósito de ajos.
Fue entonces cuando se adoptó la costumbre de regar las tumbas con agua de ajo para evitar que proliferaran las epidemias y las plagas.

El ajo tiene altos contenidos de fósforo, calcio, potasio, proteínas y vitamina C.
El característico olor se lo proporciona una sustancia conocida como bisulfato de adilo.
Actualmente, los científicos han aislado de sus componentes sulfuros de gran poder germicida, que, de forma parecida a como lo hace la penicilina, impiden a los microorganismos crecer y reproducirse.

Más utilizado como medicamento durante siglos, el ajo fue menos usado como condimento y como alimento. Además de los egipcios, los españoles se cuentan entre los primeros que lo usaron en  cocina, y fue en los fogones más pobres de la península donde se popularizó. Famosa era, por ejemplo, la Sopa de Ajo, elaborada apenas con unos dientes de esta planta, agua y sal.
Su utilidad en cocina va desde utilizar el jugo para dar aroma a un aderezo hasta el uso de dientes o cabezas enteros para guisar carnes, pescados, pollo, mariscos, sopas ... etc.
Fuente: Revista de Cocina Casaviva Gourmet.

Hoy se dice que ayuda a la circulación,  arteriosclerosis, la tensión alta, bajar el colesterol y una infinidad de males, para los cuales el ajo es el medicamento natural e ideal para ayudar a curarlos.

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